Cariño, dèjalo y ven conmigo - Capítulo 737
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Capítulo 737:
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«¿Eh? ¿Por qué no?».
Daniela miró a Cedric y dijo: «Mi marido está siendo un poco pegajoso».
Hurst se quedó sin palabras.
Lillian chasqueó la lengua y sacudió la cabeza.
«No me extraña que digan que la belleza puede distraer tanto. Cedric es definitivamente una seductora tentadora».
Daniela estaba más que feliz de complacerlo, y nadie podía objetar.
Mientras tanto, en el Manicomio Shadowpeak, Caiden estaba perdiendo lentamente el control de la realidad.
Este era uno de los mejores hospitales psiquiátricos del país, pero él sentía que había llegado a su punto de ruptura.
«¿Cuándo viene Daniela?», gritaba una y otra vez, con una frustración cada vez mayor.
El lugar no se parecía en nada a ningún otro hospital psiquiátrico: no había habitaciones individuales. Todos estaban apiñados en un gran espacio.
A los guardias no les importaba mantener el orden.
Si alguien resultaba herido o incluso muerto, era solo mala suerte para ellos. Después de todo, las personas en los hospitales psiquiátricos no eran responsables de sus acciones. Esa fue la sombría advertencia que Hurst le dio a Caiden cuando llegó.
Caiden llevaba tres días atrapado en ese lugar y cada día lo golpeaban sin descanso. Rodeado de locos, sentía sinceramente que estaba perdiendo la cordura.
«¿Cuándo viene Daniela?», gritó Caiden enfadado.
«¿Cómo te atreves a pronunciar su nombre?».
Antes de que Hurst pudiera responder, Caiden se dio la vuelta y vio a un grupo de hombres que lo miraban fijamente, con ojos fríos y amenazantes.
Aquella noche, estuvo a punto de perder la vida en aquel infierno.
A la mañana siguiente, cuando Daniela comenzaba su jornada laboral, sonó su teléfono con una llamada de Hurst.
Natalie estaba junto a la puerta, aparentemente ocupada, pero su atención estaba puesta por completo en Daniela, a quien escuchaba con gran interés.
Daniela se dio cuenta, pero no se inmutó y mantuvo la compostura.
Respondió a la llamada con un simple «¿Hola?».
«Daniela, ¿vendrás hoy?», preguntó Hurst.
«¿Qué pasa?».
«Caiden dice que se quitará la vida si no apareces».
Al oír estas palabras, Natalie se detuvo en seco, su expresión mostraba más preocupación que la de Daniela.
«Ignóralo», respondió Daniela con indiferencia.
Caiden se puso frenético en la línea.
«¡Daniela! Soy tu padre. ¿Cómo puedes dejarme morir así?».
Daniela, sin interés, terminó la llamada abruptamente.
Observando el comportamiento sereno de Daniela, Natalie la juzgó en silencio como una persona de corazón frío, especialmente hacia su propio padre.
El rostro de Natalie adoptó una expresión pensativa mientras reflexionaba sobre cuál podría ser la vulnerabilidad de Daniela.
«Daniela, ¿qué ha sido eso de ahora mismo?», preguntó Natalie, fingiendo ignorancia.
Con una risita, Daniela se reclinó y esbozó una media sonrisa de complicidad.
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