Cariño, dèjalo y ven conmigo - Capítulo 1014
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Capítulo 1014:
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En el siguiente instante, varias manos agarraron a Cedric, sujetándolo, y juntos levantaron a Huey.
Huey se derrumbó sobre el suelo firme, con las piernas inútiles y todo el cuerpo temblando como una hoja en una tormenta.
Se volvió hacia Hackett, con la boca abierta y la incredulidad grabada en el rostro.
Hackett, todavía aturdido por lo que acababa de pasar, abrazó a Huey con fuerza. «Huey, ¿qué demonios ha pasado? ¿Por qué no te has agarrado? ¡Me has dado un susto de muerte! Si te hubieras caído, ¿cómo habría podido mirar a tu familia a la cara?».
Su rostro era una máscara perfecta de preocupación, sin una sola fisura en su actuación.
Huey, todavía aturdido, se quedó mirando fijamente, preguntándose si los últimos momentos habían sido reales. Todo el espectáculo se había convertido en una pesadilla.
Mientras lo acompañaban, Huey echó una última mirada a Cedric. Frente a Cedric, Daniela estaba de pie, con la voz baja y una expresión de tranquila preocupación.
Huey bajó la mirada, con los hombros pesados por el cansancio, y siguió en silencio a los demás.
En el hospital, Hackett estaba muy ocupado, hablando con el médico que lo atendía. —Doctor, este hombre es mi mejor amigo. Por favor, asegúrese de que le hagan un examen completo, sin pasar por alto ningún detalle.
Frente a los periodistas, levantó una mano, con tono autoritario pero mesurado. —Ya es suficiente por hoy. No más fotos. Huey ha pasado por una experiencia traumática. Denos un poco de espacio. Emitiremos un comunicado cuando sea el momento adecuado. Una vez atendida la prensa, Hackett se detuvo brevemente en una frutería cercana, donde compró una cesta de fruta fresca y un ramo de flores antes de volver a subir a la habitación de Huey.
—Huey, casi me da un infarto —dijo Hackett con voz preocupada mientras dejaba la cesta de fruta en el suelo—. Estaba aterrorizado. ¿Qué demonios ha pasado? Se suponía que debías aguantar. ¿Por qué te has soltado?
Huey apretó los labios, con la mirada perdida, sin responder.
Hackett exhaló, ahora con voz más suave. —Está bien, lo entiendo. Aún estás conmocionado. Descansa. He hablado con el hospital, todo está arreglado. No tienes que preocuparte por nada.
En ese momento, Hackett parecía el amigo devoto que era: sus palabras, sus acciones, todo pintaban el cuadro de alguien profundamente preocupado. Para un extraño, incluso podría parecer un hombre con un corazón genuinamente bondadoso.
Poco después, Hackett se marchó, acompañado por los miembros de la asociación.
En cuanto salieron de la sala, Marcus miró a Hackett con expresión interrogativa. —¿Qué pasó realmente allí? ¿Cómo perdiste el agarre de repente?
Farley frunció el ceño y asintió. —Sí. Huey casi no sobrevive. ¿Qué pasó?
Hackett suspiró, con el rostro serio. —Yo también lo he estado pensando. Es muy extraño. Pero, si no recuerdo mal, Cedric me golpeó el brazo justo en ese momento. Por eso perdí el control.
Bruno entrecerró los ojos. —¿En serio?
El rostro de Hackett se torció con dolor. —¿Qué insinúas? ¿Que mentiría sobre esto? Huey es mi mejor amigo. ¿Por qué iba a hacerle daño? Usad la cabeza. Entre Cedric y yo, ¿quién tiene más motivos para ir a por Huey? Es obvio, tiene que ser Cedric.
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