Atraído por mi mujer de mil caras - Capítulo 1104
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Capítulo 1104:
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Marissa esbozó una pequeña sonrisa.
—Te cuento esto para que entiendas la amenaza que representa Silver Fox. Si esa organización sospechosa la utiliza contra nosotros, estaremos en peligro.
—Entendido —respondió Landen—.
—No te preocupes, jefa. Procederé con cuidado.
—Bien. Adelante.
Después de ver a Landen irse, Marissa se levantó para buscar a Silver Fox.
A pesar del repentino comportamiento extraño de Silver Fox, Marissa se sentía segura de la seguridad de los niños, sabiendo que Rita estaba con ellos. Desde que Silver Fox había llevado a los niños a la habitación, Rita había estado vigilante en el exterior, lista para actuar ante cualquier perturbación. Cuando Marissa se acercó a la habitación de Silver Fox, Rita la saludó cortésmente.
Marissa la reconoció con un gesto de cabeza.
—¿Has oído algo inusual?
—La señorita Swain ha estado conversando con los niños —dijo Rita.
—¿De qué hablan? —preguntó Marissa.
—Ha estado compartiendo historias divertidas. Lawrence y Lindsay parecen bastante entretenidos, se ríen mucho.
Marissa ajustó una configuración en su teléfono, mejorando el protocolo de vigilancia de Rita para vigilar más de cerca a Silver Fox, en particular para evitar que hiciera daño a los dos niños.
Rita confirmó las nuevas instrucciones sin mostrar emoción.
«Instrucciones recibidas, jefa».
La obediencia y eficiencia del robot eran impecables; ella operaba únicamente con las órdenes dadas, sin cuestionar nunca la lógica. Satisfecha, Marissa dio a Rita una palmada tranquilizadora en el hombro antes de llamar a la puerta.
Silver Fox, ligeramente irritada, abrió la puerta apenas un poco.
«¿Qué necesitas? Lo estamos pasando muy bien. Por favor, interrumpe solo si es absolutamente necesario».
Marissa echó un vistazo rápido a la habitación. Dentro, los niños estaban sentados felices en el sofá, con las mejillas sonrosadas de emoción. Al ver a Marissa, saludaron alegremente.
«¡Mamá!».
Marissa respondió a Silver Fox: «Es la hora de cenar».
Después de mirar el reloj, Silver Fox asintió y tomó las manos de los niños.
«Venid, cariños. Es la hora de cenar».
Los niños, evidentemente fascinados con Silver Fox, la acompañaron con entusiasmo escaleras abajo. Marissa los siguió, observando atentamente a Silver Fox, analizando cada uno de sus gestos y expresiones en busca de pistas.
Sin embargo, Silver Fox parecía tan relajada y simpática como siempre, alternando entre bromas juguetonas, irritación fingida e interacciones amistosas con Marissa. En la mesa, Silver Fox estaba excepcionalmente habladora, provocando la risa de todos. Este lado de Silver Fox hizo que Marissa se preguntara si realmente la conocía tan bien como pensaba. Lo único que Marissa podía hacer era seguir observando.
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