Atraído por mi mujer de mil caras - Capítulo 1078
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 1078:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Pronto, los que miraban la pantalla del teléfono vieron cómo se abría con un chirrido la pequeña puerta junto a las barras de hierro, y una docena de hombres vestidos de negro irrumpieron en el laboratorio, con movimientos rápidos y coordinados. Al frente estaba Johnny, su presencia dominaba la sala. Para evitar que Ayla escapara, la pequeña puerta se volvió a cerrar rápidamente.
Cuando los hombres entraron, Ayla dejó de golpear frenéticamente las barras de hierro y bajó las manos a los costados. Se dio la vuelta con un movimiento rápido y violento. Una mirada feroz y venenosa salió de sus ojos como si desafiara a Johnny y a su equipo a dar el siguiente paso.
En cuestión de segundos, los ojos de Ayla se transformaron en un carmesí ardiente, brillando como si estuvieran empapados en sangre. Su sola presencia rezumaba amenaza, una energía sanguinaria que se filtró en la habitación como una corriente de aire escalofriante, poniendo nervioso a todo aquel que se atrevía a mirar.
Aunque la familia Nash no estaba físicamente presente, la inquietante tensión se filtraba a través de la pantalla, envolviéndolos como las espirales de una serpiente venenosa. Era como si estuvieran atrapados en la escena más aterradora de una película de terror.
Hannah, que nunca había visto nada tan espantoso, se aferró instintivamente a la manga de Sergio, temblando como una hoja atrapada en una tormenta.
Sergio, aunque era un hombre adulto, no estaba mejor. El miedo grabado en su rostro lo delataba. Le dio unas palmaditas en la mano a Hannah en un intento inútil de calmarla, conteniendo apenas su propio malestar.
Landen, con los nervios templados por su tiempo con Black Snake, no se dejaba perturbar fácilmente. Sin embargo, su ceño fruncido delataba su preocupación.
Hiciera lo que hiciera, Ayla era de la familia, descendiente del linaje de los Nash, y le dolía verla reducida a ese estado monstruoso.
Connor, por otro lado, permanecía tan frío como una piedra. Su expresión era una máscara de indiferencia, sus ojos imperturbables. El destino de Ayla no figuraba en su lista de preocupaciones.
Paul permaneció en silencio, sus emociones ocultas tras su máscara. Pero por dentro, su corazón se retorcía de angustia. Al igual que Landen, sintió el dolor de ver a una Stark, su sobrina, caer tan bajo. A pesar de sus defectos, era de la familia, y ver su transformación fue un trago amargo de tragar.
Su dolor se convirtió en insatisfacción cuando miró a Sansa, con la furia burbujeando bajo la superficie. Esa mujer tonta había sacrificado a su propia hija por dinero, convirtiéndola en algo monstruoso.
Sansa, ya aterrorizada por la aparición de Ayla, se encogió bajo la mirada penetrante de Paul. Su mirada aguda y condenatoria la hizo temblar, y se acurrucó, temblando como una hoja.
Rex, normalmente tímido, estaba visiblemente luchando con la horrible escena que tenía ante él. Apenas lograba mantenerse erguido, su cuerpo temblaba.
Su voz vaciló cuando se volvió hacia Marissa. «¿Qué está tratando de hacer Ayla?».
Marissa respondió con una calma desconcertante: «Sigue mirando y lo descubrirás».
.
.
.