Atraído por mi mujer de mil caras - Capítulo 1074
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Capítulo 1074:
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Rex intervino entonces, levantando la cabeza: «Sí, Brian. Nuestra familia ha sido suficientemente castigada. Sansa y yo estamos ahora divorciados, y paso dos horas diarias arrodillado sobre caca de perro. No es justo que Tiffany siga buscando venganza contra Ayla».
Sin decir palabra, Paul miró a Marissa, indicándole que abordara la situación.
Marissa asintió con la cabeza, y luego se volvió hacia Sansa, diciendo: «Sansa, ¿puedes decir honestamente que amas a tu hija Ayla?».
Sansa, claramente ofendida, respondió: «¡Por supuesto! Ayla es mi hija, nació a término. ¿Cómo no iba a quererla?».
«Entonces, ¿por qué accediste a que Clarissa la utilizara como conejillo de indias en peligrosos experimentos con virus?», preguntó Marissa.
Esta sorprendente revelación conmocionó al resto de los miembros de la familia Nash, que no tenían conocimiento previo de la participación de Ayla en tales ensayos.
Rex, el padre de Ayla, preguntó con urgencia a Marissa: «¿Quién es Clarissa? ¿A qué experimentos con virus te refieres?».
«¿Por qué no le haces tus preguntas a Sansa, tío Rex?», dijo Marissa con voz firme.
Con sus emociones visibles en sus ojos enrojecidos, Rex se volvió hacia Sansa y preguntó: «¿Qué diablos está pasando? ¿Por qué Tiffany dijo que Ayla se convirtió en sujeto de algún experimento con virus? ¿La entregaste a alguien?».
Una breve mirada de culpa cruzó el rostro de Sansa mientras evadía la mirada inquisitiva de Rex.
Sin que Rex lo supiera, Sansa había accedido a que Ayla fuera objeto de los experimentos con virus híbridos de Clarissa. Ahora, enfrentada a la situación, se quedó sin palabras.
A medida que el silencio se prolongaba, la frustración de Rex aumentaba. Fue la primera vez que encontró el valor de levantar la voz a Sansa, y le dijo: «¡Habla!».
Sorprendida por su intensidad, Sansa dijo rápidamente: «En realidad es algo bueno».
Rex, desconcertado, preguntó: «¿Cómo es eso?».
Sansa dijo: «La participación de Ayla como sujeto de prueba en la investigación de Clarissa no es perjudicial. Al contrario, ha sido beneficiosa. Ahora es exponencialmente más fuerte e inteligente de lo que era antes. Y el rendimiento financiero fue significativo».
Rex expresó su asombro y preguntó: «¿Existe realmente una medicina así en el mundo?».
«Sí», respondió Sansa. «Simplemente no estás familiarizado con los últimos avances. Mi conexión con Clarissa le abrió esta increíble oportunidad a Ayla».
Cuando Marissa escuchó esas palabras, una mueca de desprecio se le escapó involuntariamente.
Rex, al captar la reacción de Marissa, intuyó que la verdad podría ser más complicada. Le preguntó a Sansa bruscamente: «¿Quién es Clarissa exactamente?».
Sansa respondió con un toque de orgullo, como si hubiera conocido a alguien extraordinario: «Clarissa fue presidenta del Consorcio Peridot. Pero ha habido un cambio reciente en la dirección y ya no ocupa ese puesto».
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