Atada por el amor La ternura de mi marido discapacitado - Capítulo 1865
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Capítulo 1865:
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Theo, consciente de la profunda preocupación de Elyse, comprendía perfectamente sus sentimientos. Como madre primeriza, su instinto protector era muy fuerte.
Le dedicó una sonrisa tranquilizadora. «No te preocupes, Elyse. El marido de Judy es un buen hombre. Me dijo que ni siquiera pensará en volver a casarse hasta que el niño crezca».
Elyse arqueó las cejas, sorprendida. «¿De verdad tiene la fuerza necesaria para soportar tanta soledad durante años?».
Theo carraspeó suavemente y bajó la voz hasta casi un susurro. —Es una especie de recluso, se siente más cómodo en soledad que rodeado de otras personas. Se casó solo para asegurar su linaje. Para él, este niño es suficiente, no necesita más vínculos ni obligaciones.
Elyse asintió, ahora lo entendía. La fuerza tranquila de aquel hombre le resultaba más clara.
«Ya he dicho todo lo que tenía que decir sobre la situación de Kieran», continuó Theo.
«Ahora me voy. Hablaremos pronto».
Jayden, viendo alejarse a Theo, murmuró con una sonrisa: «Esta vez no ha alargado las cosas. Ha mostrado cierta elegancia y se ha marchado rápidamente».
Elyse se fijó en el suave murmullo de Jayden y no pudo resistirse a preguntar: «¿Qué estás diciendo ahí?».
Jayden se encogió de hombros, con una sonrisa juguetona en los labios. «Nada importante. Solo estoy aquí para hacerte compañía». La atrajo suavemente hacia él, con voz suave y sincera. «Siempre estaremos juntos, ¿verdad?».
Elyse lo miró, frunciendo el ceño, confundida. «¿Por qué esa pregunta tan repentina?».
El tono de Jayden cambió, y sus palabras revelaron una tranquila vulnerabilidad. «Cuando estabas inconsciente, estaba aterrorizado. No dejaba de preguntarme… ¿Qué haría si nunca despertaras? ¿Podría criar a dos hijos yo solo?».
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A Elyse se le llenaron los ojos de lágrimas mientras lo abrazaba, con voz suave y prometedora. «No tengas miedo. No te dejaré. Pase lo que pase, lucharé por volver contigo. Aunque esté al borde de la muerte, aguantaré. Volveré contigo».
Añadió en voz baja: «¿Cómo podría dejarte a ti y a los niños?».
Sus palabras le atravesaron el corazón, hiriendo profundamente los miedos que había enterrado durante tanto tiempo. Desde muy joven, nunca había conocido la calidez de la aceptación, especialmente después de mudarse con Enzo. Siempre se había sentido como un extranjero en su propia vida, un náufrago abandonado en una isla desierta, rodeado por un vasto océano sin nadie que lo visitara. En esa isla, era libre, pero estaba completamente solo.
Pero ahora, la marea había bajado y había aparecido un camino que se extendía hacia el horizonte.
Mientras recorría ese nuevo camino, no podía quitarse de encima la sensación de temor, siempre con el miedo de que la marea subiera de repente y lo arrastrara de nuevo. Si eso ocurría, no habría vuelta atrás. Incluso perdería la isla, el único lugar donde se había sentido realmente seguro.
Sin embargo, el viaje lo había llevado a una nueva costa, mucho más grande que la anterior. Y lo más importante, este lugar estaba lleno de la calidez de la familia, de aquellos a quienes amaba.
Elyse miró por la ventana, con la mente perdida en sus pensamientos. «¿Cuándo podemos salir del hospital?», preguntó con voz suave y anhelante.
Jayden sonrió y respondió: «Pasado mañana. Pero si estás lista para irte, podemos salir antes. Todo está preparado en casa».
Los ojos de Elyse se iluminaron. «Entonces vayamos a casa mañana. La echo de menos».
Jayden asintió. «De acuerdo. Mañana nos vamos a casa».
Al día siguiente, Elyse y Jayden regresaron a casa con sus dos pequeños. La casa pronto se llenó de amigos que traían regalos, ansiosos por ver a Elyse tan bien.
Tracy, casi abrumada por la alegría, abrazó a Elyse con fuerza. «¡Pensé que te ibas a quedar en estado vegetativo, durmiendo tanto tiempo sin despertarte! ¡Me asustaste muchísimo!».
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