Atada por el amor La ternura de mi marido discapacitado - Capítulo 1856
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Capítulo 1856:
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Las emociones de Elyse la abrumaron y rompió a llorar. Entre sollozos, dijo con voz entrecortada: «Todos decían que ibas a pedirme matrimonio. Fui allí, pero desapareciste. Luego descubrí que estaba embarazada y fue Theo quien me cuidó, pero tú seguías sin estar ahí. Jayden, nunca estuviste a mi lado. No deberías seguir estándolo».
A Jayden se le llenaron los ojos de lágrimas y admitió: «Ha sido culpa mía. Prometo compensarte».
«Te odio. Ni se te ocurra pensar en que nos casemos. ¡Cásate con quien quieras, pero no conmigo!». Elyse lo empujó, le dio la espalda y volvió a cubrirse.
Jayden le suplicó con urgencia: «Por favor, no te enfades. Tengo que explicártelo. Estás embarazada y enfadarte podría hacer daño al bebé».
Elyse le espetó: «Siempre decías que querías un bebé. Ahora que estoy embarazada, nunca estás ahí. En realidad no quieres estar conmigo. Me llevaré al bebé y me iré para construir una vida por mi cuenta».
Al darse cuenta de la gravedad de su error, Jayden sintió que su claridad se disolvía en confusión. Se quedó a su lado, incapaz de abrazarla o siquiera tocarla, y cada intento de conversación solo se topaba con sus frías miradas.
Sin atreverse a dejarla enfadada, permaneció en silencio a su lado.
Pero pronto, sus sollozos llenaron la habitación.
Sus lágrimas intensificaron su ansiedad. Rápidamente intentó consolarla. «Por favor, no llores. Todo es culpa mía. Soy un idiota. Puedes pegarme, gritarme, descargar tu ira sobre mí, pero, por favor, no te lo guardes ni llores sola. No es bueno para tu salud».
Cuando sus lágrimas se calmaron, Elyse declaró: «No puedo seguir así contigo. ¡Quiero el divorcio!».
Jayden entró en pánico y saltó inmediatamente a la cama, atrayéndola hacia sus brazos. «Me equivoqué. Déjame explicarte», insistió. Rápidamente continuó: «La última vez, Theo vino a verme y me habló de la familia Foster. Hice que alguien los vigilara y descubrí que Kieran quería vengarse de mí, pero que en su lugar te tenía en el punto de mira».
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Jayden suspiró profundamente y añadió: «El día que se suponía que iba a pedirte matrimonio, recibí un aviso de que los hombres de Kieran iban a por ti. Por eso me fui. Pensé que enfrentarme a ellos directamente te protegería. Pero una vez allí, volver contigo me pareció demasiado arriesgado. Decidí mantenerme alejado hasta poder desmantelar la amenaza por completo».
Elyse soltó una risa amarga. «Así que, al final, solo es tu orgullo obstinado. ¿Qué peligro podría haber si hubieras vuelto conmigo?».
Jayden apoyó la cabeza en el hombro de Elyse y susurró: «Kieran es demasiado astuto. Planeó cuidadosamente su venganza contra mí. Casi caigo en su trampa y por eso no pude volver contigo».
Elyse, tras escuchar a Jayden, se calmó un poco, pero el dolor de los últimos días persistía. Cerró los ojos, incapaz de mirarlo a la cara.
Jayden se dio cuenta de su error y supo que había ido demasiado lejos. Aunque hubiera problemas que resolver, debería haberla mantenido informada.
Tal y como ella había señalado, había vuelto a ser terco y arrogante. Tumbado en silencio, encontró consuelo en su cálido abrazo y pronto se quedó dormido.
Elyse sintió su respiración constante y miró su rostro agotado. A pesar de sus firmes intenciones, su corazón se ablandó involuntariamente.
«No lo perdones tan fácilmente. No ha aprendido a valorar a sus seres queridos y sigue con su comportamiento santurrón», murmuró para sí misma.
Cuanto más lo pensaba, más se enfadaba. Decidió no perdonarlo tan fácilmente esta vez.
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