Atada por el amor La ternura de mi marido discapacitado - Capítulo 1845
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Capítulo 1845:
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La agitación de Elyse se intensificó y sus palabras fueron tan afiladas como una espada. «No te hagas el inocente conmigo. Debes saber algo, ¡deja de inventarte mentiras!».
Theo negó con la cabeza con firmeza, con expresión seria. «No estoy inventándome historias, Elyse. De verdad que no tengo ni idea. La última vez que nos vimos, fue solo para hablar de una posible colaboración, nada más».
Tracy, que había escuchado la conversación, arqueó una ceja con escepticismo. «¿Tú y Jayden hablando de una asociación? ¿Desde cuándo os lleváis bien?».
Theo juntó las manos sobre la mesa, con voz firme. «Lo admito, antes no habría considerado la idea, pero los tiempos han cambiado. No podemos dirigir el futuro mirando al pasado, ¿verdad?».
Los labios de Tracy esbozaron una sonrisa irónica. «Eso es exagerado, incluso para ti».
«En el fondo, soy un hombre de negocios», replicó Theo con suavidad. «He aprendido que algunos deseos no se pueden forzar. Si el amor no está en el horizonte, dedicaré mi energía al trabajo».
Tracy se rió entre dientes, con tono burlón. «¿Quién dice que no se puede tener todo? Con un poco de esfuerzo, podrías conseguir tanto el amor como una carrera exitosa».
Theo vaciló, desconcertado. —No soy el intrigante que tú pintas —murmuró.
Elyse, que observaba la conversación, comenzó a ver la verdad en sus ojos: él realmente no sabía dónde había desaparecido Jayden. Pero si no estaba allí, ¿dónde estaba? Sus pensamientos se agolparon y las lágrimas resbalaron silenciosamente por sus mejillas.
Theo y Tracy intercambiaron una mirada, con una chispa de alarma entre ellos, mientras los silenciosos sollozos de Elyse llenaban el aire.
Theo se puso de pie de un salto y cogió un puñado de pañuelos para secar suavemente las lágrimas de Elyse. «Por favor, no llores», le dijo con suavidad. «Te ayudaré a encontrar a Jayden».
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Tracy intervino con voz cálida y tranquilizadora. «Anímate, Elyse. Jayden es inteligente, estará bien. Quizás solo se haya metido en algún lío y pronto volverá».
Theo asintió con la cabeza, con tono tranquilizador. «Exacto. Vamos a llevarte a casa para que descanses y puedas esperar allí noticias».
Elyse dio unos pasos tambaleantes antes de que una oleada de mareo la invadiera. Theo se puso a su lado en un instante, sujetándola con el ceño fruncido y preocupado. «¿Estás bien?».
Ella se detuvo, esperando a que el mundo dejara de girar, y luego levantó la mirada, con el rostro pálido.
Los agudos ojos de Tracy captaron la palidez de las mejillas de Elyse. «Por Dios, te estás agotando. Vamos a llevarte a casa para que puedas recargar energías».
Con un leve movimiento de cabeza, Elyse siguió a Tracy, con pasos pesados por la preocupación.
Nada más cruzar la puerta, la voz de Chloe resonó en el teléfono, rebosante de emoción. —¡Elyse, mañana es tu gran oportunidad! Una actuación deslumbrante podría catapultarte al estrellato y acercarte a tu sueño de hacer una gira mundial.
Elyse, que estaba bebiendo la leche con miel que Driscoll le había puesto en las manos, se detuvo a mitad de trago. «¿Qué actuación?».
El entusiasmo de Chloe se desbordó. «Mañana, dignatarios nacionales honrarán con su presencia a la Sinfónica Celestial Sounds. Merlín se puso en contacto conmigo y me rogó que te pidiera que subieras al escenario para la gran final».
Elyse balbuceó, casi atragantándose con su bebida.
«¿Merlin te llamó? ¿Hablas en serio?». «Muy en serio», afirmó Chloe. «He hecho mis deberes. Eres la violinista de Celestial. Di que sí a Merlin y, para mañana por la noche, tu nombre estará en boca de todos.
¡Tu sueño está prácticamente llamando a tu puerta!».
El corazón de Elyse se aceleró ante la tentación, pero la misteriosa ausencia de Jayden le quitaba la paz.
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