Atada por el amor La ternura de mi marido discapacitado - Capítulo 1839
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 1839:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Peyton se movió incómodo. Tras un momento de vacilación, respondió: «No eres consciente de tu estado y no puedo hacer lo que me pides ahora mismo».
La frustración de Aileen llegó al límite.
Enfadada, declaró: «Estoy completamente lúcida. En cuanto sentí que algo no iba bien, empecé a buscarte. Por suerte, aún no te habías ido. No puedo ni imaginar lo triste que me sentiría si te hubieras ido».
Con una mezcla de dolor y esperanza, lo abrazó y le habló con voz temblorosa. «Si me rechazas ahora, es como si dijeras que no quieres estar conmigo, que no ves un futuro conmigo. Debe significar que estás molesto y que estás pensando en terminar».
Ver las lágrimas correr por sus mejillas lo inquietó. Dejó escapar un suspiro de cansancio. «Mi único deseo es evitarte cualquier arrepentimiento en el futuro».
«Simplemente ya no quieres comprometerte conmigo», dijo Aileen, con las mejillas manchadas de lágrimas. Se dio la vuelta y continuó: «Aquí estoy, sintiéndome fatal, y tú sigues negándote a consolarme. No me aprecias».
Peyton respondió, tratando de mantener la voz firme: «Ya basta. Ni siquiera te he tocado y ya me acusas de ser insensible. ¿Quieres una habitación de hotel? Te llevaré».
Cuando Peyton estaba a punto de buscar un hotel, se dio cuenta de que sería la primera vez para Aileen. Un hotel no parecía lo más adecuado.
De repente, recordó que tenía un apartamento cerca y rápidamente llamó a un taxi.
Al llegar a su apartamento diez minutos más tarde, Aileen estaba visiblemente agitada y llorosa en sus brazos. Sintiendo un profundo vacío, sus ojos se llenaron de lágrimas una vez más.
Peyton, al ver su angustia, sintió una oleada de compasión. Estaba a punto de ir a buscar condones cuando se dio cuenta de que no tenía ninguno en el apartamento. Le dijo: «Espera aquí. Voy a bajar a comprar algunos».
Tu novela favorita continúa en ɴσνєʟα𝓼4ƒ𝒶𝓷.ç𝓸m que te atrapará
Incapaz de contener sus emociones, Aileen rompió a llorar. Abrazándose a sí misma, sollozó: «Lo sabía. Realmente no quieres esto. Solo estás tratando de humillarme, de verme derrumbarme».
Peyton exhaló un suspiro de impotencia y comenzó a desvestirla. Su mirada se posó en ella, con una mezcla de frustración y afecto en los ojos. «Estoy haciendo esto por nosotros, y tú no puedes verlo. Has dejado claro lo mucho que me deseas, así que me aseguraré de que quedes satisfecha. Pero recuerda, si te quedas embarazada, no saldrás a beber con otros hombres».
La mente de Aileen daba vueltas y sintió un dolor más profundo por sus comentarios. No había salido a beber con otros hombres; solo había tomado un poco de zumo.
Cuando Peyton estaba a punto de dar el paso, una pizca de razón intervino. Aileen aún era muy joven. ¿Era realmente el momento adecuado para ellos?
Mientras él dudaba, Aileen sintió su calidez y su entusiasmo creció. Se acurrucó más cerca de él, buscando más intimidad.
Este breve contacto sumió a Peyton en un torbellino de felicidad. En ese instante, olvidó todas sus dudas.
La atrajo hacia él y le susurró al oído: «Aileen, ¿quieres casarte conmigo?».
Con un suave gemido, Aileen respondió: «Sí, me casaré contigo. Por favor, dame lo que deseo. No puedo esperar más».
«¡Eres toda una hechicera!». Peyton estaba asombrado de lo perfectamente que Aileen parecía alinearse con sus deseos más profundos.
Superando sus últimas reservas de duda, acortó la distancia, llenando el vacío que Aileen sentía.
.
.
.