Atada por el amor La ternura de mi marido discapacitado - Capítulo 1784
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 1784:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Elyse, con los ojos muy abiertos y igualmente desconcertada, levantó las manos. «¿Más flores? ¿En serio? ¿Quién es este misterioso remitente?».
Tracy frunció el ceño, confundida. «Apostaba por que Jayden se convirtiera en el Sr. Romance, pero no, es ese admirador misterioso moviendo los hilos otra vez».
Shaun tiró de Tracy a un lado y le susurró: «Cállate, ¿quieres? ¿No has visto la tormenta que se avecina en la cara de Jayden?».
Tracy miró a Jayden, sin estar muy convencida. «No, él no es tan mezquino».
Shaun sonrió con aire burlón y puso los ojos en blanco. —No tienes ni idea de los chicos, ¿eh? —Con un gesto dramático, tiró las flores a un lado y arrastró a Tracy al jardín.
Elyse soltó un gemido de exasperación. —No me mires así. Estoy tan perdida como tú, he estado pegada a ti todo el día. Este fiasco de las flores también me tiene desconcertada».
Jayden llamó a Driscoll con un gesto, con voz aguda. «¿Has tenido suerte localizando a nuestro florista fantasma?».
La expresión de Driscoll se ensombreció. «No. Ni nombre, ni nota, solo un grueso fajo de billetes para pagar tres meses de entregas, todo dirigido a Elyse».
Jayden arqueó las cejas. —¿Tres meses? ¿Así que este loco enamorado planea seguir enviando flores? ¿Quién es este fan acérrimo, algún admirador tuyo, Elyse?
Elyse percibió el tono celoso en su voz y suspiró, sintiéndose acorralada. —Te juro que no sé nada. No conviertas esto en un culebrón, yo tampoco disfruto con el drama.
Jayden soltó un bufido y entrecerró los ojos al ver las flores esparcidas por el suelo, como si le hubieran ofendido personalmente. Con la irritación a flor de piel, subió las escaleras a toda prisa, con cada paso resonando como su mal humor.
Driscoll le dedicó a Elyse una sonrisa nerviosa. —¿Quizá necesita que le reconforten?
Elyse apretó los dientes. —¡Pues deja de traer flores! Son como gasolina para sus cambios de humor.
¿Ya leíste esto? Solo en ɴσνєʟα𝓼4ƒ𝒶𝓷.c🍩𝗺 con contenido nuevo
Driscoll se sumó sin perder el ritmo. —Tú lo dirás. Me aseguraré de que esas flores ni siquiera huelan el umbral de la puerta a partir de ahora.
Elyse enderezó los hombros. —Está bien, iré a calmar al señor Gruñón arriba.
Mientras Elyse subía las escaleras, Tracy se asomó por la puerta, llena de curiosidad. —¿Crees que se van a pelear?
Shaun se rió entre dientes. —No, esos dos están más unidos que el vinagre y el vinagre. ¿Te acuerdas de anoche? Entraste sin avisar y casi arruinas su momento romántico.
Tracy puso una cara tonta y sacó la lengua. «Sí, fue culpa mía, ¡ups!».
Contemplando su adorable rostro, Shaun se detuvo en seco, y hubo una pausa antes de que volviera a hablar. «Tracy, ¿crees que todavía hay alguna posibilidad para nosotros?».
Tracy ladeó la cabeza y sus ojos se encontraron con la mirada sincera de él. «Sinceramente, ya no sé qué siento por ti. Una vez estuve locamente enamorada de ti, pero después de todo lo que pasó, me ahogaba en la ira y la amargura, a veces incluso imaginaba estrangularte. Últimamente, sin embargo, he empezado a dejarlo ir».
.
.
.