Atada por el amor La ternura de mi marido discapacitado - Capítulo 1721
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 1721:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Jayden frunció el ceño, asimilando el peso de sus palabras. «Pero, ¿qué pasará después de que consiga su venganza? Si la familia Ruiz queda destruida, ¿perderá entonces su voluntad de vivir?».
Elyse hizo una pausa, respiró hondo y asintió lentamente, dejando que la gravedad de sus palabras se instalara entre ellas. «Exacto. Una vez que todo haya terminado, no le quedará nada. No estoy segura de que pueda sobrevivir a ese vacío».
Lowell irrumpió por las puertas giratorias del hotel, con sus zapatos lustrados chirriando contra el suelo de mármol. La escena que se presentó ante él era un caos total.
Como tiburones que huelen sangre, los periodistas se abalanzaron sobre él en un instante. Sus cámaras destellaban como rayos y los micrófonos se le acercaban a la cara como dedos acusadores.
«Señor Ruiz, ¿qué opina del escándalo de su hermana Dolores? ¿Está aquí para intervenir o para participar en su juego?». La voz de un periodista se alzó por encima del cacofónico ruido. «
¿Es habitual este tipo de comportamiento en su familia? ¿Comparte usted… esas inclinaciones?
«Sr. Ruiz, ¿cómo ha reaccionado su familia ante sus acciones?
Con un gesto brusco, Lowell hizo una señal a sus dos ayudantes, que se movieron con perfecta sincronía para crear una barrera humana entre él y los buitres de la prensa. No tenía tiempo para los cotilleos sensacionalistas.
El trayecto en ascensor se le hizo interminable mientras Lowell observaba cómo subían los números de las plantas. Cuando por fin se abrieron las puertas, avanzó por el pasillo, con los pasos amortiguados por la lujosa moqueta.
Se le encogió el corazón al llegar a la habitación: la puerta estaba entreabierta y los gemidos entrecortados de Dolores se colaban por la rendija.
Shaun ya se había marchado.
Historias exclusivas en ɴσνєℓα𝓼4ƒ𝒶𝓷.c○𝓂 para más emoción
La rabia bullía en el pecho de Lowell mientras contemplaba la estupidez de su hermana. En su intento por tender una trampa, había caído en su propia red, convirtiéndose en el último escándalo de la ciudad.
Incapaz de contener su furia por más tiempo, pateó la puerta con tanta fuerza que la estrelló contra la pared. —¡Dolores, basta ya de este espectáculo! ¡Vístete y sal de ahí ahora mismo!
—No puedo… —La voz de Dolores apenas era un susurro. «La droga… Necesito tiempo para que se me pase».
«¡Tu desvergüenza no tiene límites!», escupió Lowell, con cada palabra rebosante de repugnancia. «¿Esperas que me trague esa patética excusa?».
Dolores se apresuró a explicar: «¡Es la verdad! El vino… Se lo eché a Shaun con el triple de la dosis habitual. Si me voy ahora… Podría morir».
Lowell sintió que le empezaba a doler la cabeza. No podía soportar ni un segundo más su voz repugnante. Salió al pasillo, sacó un cigarrillo y lo encendió con las manos ligeramente temblorosas.
Aunque el escándalo de Dolores podía quedar enterrado, Shaun aún podía cumplir sus amenazas de difundirlo por todas partes.
Lowell sabía que las acciones de su empresa se desplomarían y que la imagen pública que habían cultivado con tanto esfuerzo se derrumbaría como un castillo de naipes.
El momento no podía ser peor: acababa de cerrar un importante acuerdo de colaboración. Este escándalo amenazaba con echar por tierra todo por lo que había trabajado.
Mientras estos pensamientos se arremolinaban en su mente, sus pensamientos se desviaron hacia Tracy.
.
.
.