Atada por el amor La ternura de mi marido discapacitado - Capítulo 1716
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Capítulo 1716:
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Pero en la entrada había alguien esperando.
Tracy, imperturbable, supuso que era Hardy que venía a rescatarla. Pero a medida que se acercaban, su confianza se tambaleó. No era Hardy. Era Jayden.
Lowell frunció aún más el ceño y su tono se volvió cortante. —¿Qué demonios haces en mi aparcamiento privado? ¿Qué quieres?
Jayden hizo girar el anillo de su dedo, con voz suave y burlona. «Me he perdido. Pensaba pedirte que me dieras indicaciones». Sonrió con aire burlón. «Solo intento encontrar el camino a casa».
La expresión de Lowell se ensombreció. «Apártate. Estás en medio».
Jayden sonrió con aire burlón. «Me temo que no puedo hacerlo».
Dio un paso adelante, pasando junto a Lowell, y clavó la mirada en Tracy. Ella apartó la vista instintivamente, con una expresión de culpa en el rostro.
Lowell captó la sutil reacción y algo hizo clic en su mente. Apretó con más fuerza la muñeca de Tracy. —Ya veo. Has venido a por Tracy. —Su voz rezumaba posesión—. Lástima, ahora es mía.
Tracy se estremeció, sintiendo un dolor agudo en la muñeca. Se volvió para mirarlo con odio, los ojos llenos de resentimiento.
Jayden no respondió a las palabras de Lowell.
Mantuvo la atención en Tracy mientras decía: —Elyse me pidió que te trajera de vuelta. Ha oído que planeas casarte con Lowell y se opone totalmente. —Su voz se endureció—. Tracy, ven conmigo. No me hagas avergonzarme ante mi esposa. —Tracy se quedó paralizada. Su determinación flaqueó. Lowell la estaba llevando al hospital para interrumpir su embarazo.
Pero ese niño era su última carta, lo único que podía romper la paz de la familia Ruiz. No podía dejar que él se lo quitara.
Si llegaba el caso, prefería irse con Jayden antes que dejar que Lowell la obligara a entrar en ese hospital.
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Al percibir su vacilación, Lowell bajó la voz y adoptó un tono grave y amenazador. —Tracy, eres mía. ¿De verdad crees que te haría daño? Le apretó la muñeca con más fuerza. «
Solo estoy haciendo lo mejor para nosotros. No es el momento adecuado para tener un hijo, pero más adelante… Me casaré contigo. Podremos tener todos los hijos que quieras».
Tracy esbozó una leve sonrisa burlona. Sus ojos, fríos y penetrantes, se encontraron con los de él. «No creo ni una palabra de lo que dices.«
Lowell apretó la mandíbula y su expresión se ensombreció. —¿No me crees? —Su voz era seca, llena de rabia contenida—. Entonces, ¿a quién crees? ¿A Jayden? —Su mirada se desvió hacia el otro hombre antes de volver a posarse en ella—. No lo olvides: ahora eres mi novia
Tracy soltó bruscamente la mano de él. —¿Quieres deshacerte de mi hijo y abandonarme? ¡Por encima de mi cadáver!».
El rostro de Lowell se contorsionó de rabia. «¡Estás loca! ¿Te enfrentarías a mí por un niño?».
Tracy no respondió. No hacía falta. En lugar de eso, se dio media vuelta y se dirigió hacia Jayden sin mirar siquiera a Lowell.
La furia se apoderó de Lowell, que se movió para detenerla. Pero Jayden se interpuso entre ellos, bloqueándole el paso.
—¿Qué demonios crees que estás haciendo? —espetó Lowell, con la voz llena de ira—. ¿Acaso no sabes en qué territorio estás?
Jayden arqueó una ceja, con una sonrisa que rayaba en la arrogancia. —¿Tu territorio? —rió, sin inmutarse—. ¿Y qué? Yo voy y vengo cuando me da la gana, y tú no puedes hacer nada al respecto. Y aunque Tracy sea tu novia ahora…». Dio un paso hacia él, con la mirada penetrante. «Si la quiero, la tendré».
La sangre de Lowell hervía ante la audacia de Jayden. Perdió el control y le lanzó un puñetazo.
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