Atada por el amor La ternura de mi marido discapacitado - Capítulo 1715
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 1715:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Echó un vistazo al identificador de llamadas. Dolores. Con un profundo suspiro, respondió. En cuanto lo hizo, su voz frenética irrumpió en la línea. «¡Lowell, tienes que salvarme! ¡Me han secuestrado! No, ¡me han drogado! ¡Estoy ardiendo! ¡Necesito a un hombre, Lowell!».
Sus palabras salían entre jadeos desesperados, pero Lowell captó el significado.
Frunciendo el ceño, se burló. —¿Te han secuestrado y aún así has conseguido llamarme? Dolores, si vas a mentir, al menos hazlo creíble.
Dolores gimió. —¡Te juro que es verdad! Se suponía que esta noche tenía que seducir a Shaun, pero entonces… entonces… ¡Lowell, por favor! Hay muchos hombres en esta habitación. ¡Estoy aterrorizada!
Antes de que Lowell pudiera responder, su voz se cortó abruptamente. Un momento después, se oyó otra voz, fría y familiar. Shaun.
—El negocio familiar va muy bien últimamente —dijo Shaun con indiferencia—. Has ganado bastante dinero, ¿verdad? —preguntó.
En cuanto Lowell oyó su voz, todo encajó. Su expresión se ensombreció. —¿Has recuperado la memoria? ¿Desde cuándo? ¿Podría ser…?»
Shaun se rió entre dientes. «De todos los miembros de la familia Ruiz, tú eres el único al que no desprecio por completo. Eres inteligente. Sabes cuándo avanzar y cuándo retroceder, a diferencia de tu estúpida hermana».
Lowell comprendió inmediatamente lo que eso significaba. Shaun había recuperado la memoria hacía mucho tiempo y probablemente había descubierto el plan de Dolores para atraparlo en el matrimonio.
Al comprenderlo, Lowell exhaló bruscamente. —Shaun, te pido perdón en nombre de mi hermana. Ha sido una tonta al intentar manipularte. —Vaciló y añadió—: ¿Podrías dejarla marchar?
Shaun soltó una risa ahogada. —Lowell, sé que siempre has protegido a tu familia, pero ellos te han cegado. Especialmente Dolores.
Lowell no entendió las palabras de Shaun. Justo cuando iba a preguntar, apareció una notificación en su pantalla: Shaun le había enviado un vídeo.
Actualizaciones diarias desde ɴσνєʟα𝓼4ƒ𝒶𝓷.c♡𝓂 de acceso rápido
Con una sensación de desasosiego, Lowell lo abrió. Dolores apareció en la pantalla, rodeada de hombres, con un comportamiento muy diferente al de la mujer frenética e indefensa de hacía unos momentos. Sonreía, reía y seducía abiertamente al hombre que tenía delante. No había fuerza ni coacción. Estaba disfrutando.
Lowell sintió un nudo en el estómago. Su propia hermana acababa de suplicarle ayuda, alegando que estaba en peligro, y allí estaba, entregándose al placer sin preocupaciones.
Apretó la mandíbula. «Shaun, ¿era realmente necesario?».
La voz de Shaun seguía indiferente. «Considera esto una advertencia. Tu lealtad ciega hacia tu hermana te arrastrará algún día. Piénsalo: ¿no te ha tendido Dolores una trampa antes?».
La expresión de Lowell se endureció.
Por supuesto que lo había hecho.
Y la prueba estaba justo delante de él: Tracy, embarazada de su hijo, obligándole a casarse. Había conspirado con Dolores contra Tracy y ahora las consecuencias habían vuelto a salir a la luz.
Al colgar la llamada, Lowell apretó con fuerza el teléfono. Sus ojos se volvieron fríos como el hielo. De repente, la ira lo invadió. Agarró a Tracy con fuerza por la muñeca y le espetó: «Nos vamos al hospital. Ahora mismo. Este embarazo termina hoy».
Los ojos de Tracy ardían de rebeldía. Le soltó la mano con fuerza. «¡No! ¡Nunca abortaré! ¡Ni se te ocurra!
Lowell sacó a Tracy de la villa, sin aflojar el agarre, casi arrastrándola. Ella apenas podía seguirle el paso antes de llegar al aparcamiento.
.
.
.