Atada por el amor La ternura de mi marido discapacitado - Capítulo 1711
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Capítulo 1711:
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La confusión se apoderó del rostro de Dolores ante su arrebato. «¿Qué te pasa? No he hecho nada para complicarte las cosas, ¿verdad? Eres mi hermano. ¿No es natural que me ayudes?».
Lowell negó con la cabeza, con el cansancio reflejado en su rostro. «No, no debería ayudarte. Es precisamente porque te ayudé por lo que me arrepiento. Me arrepiento de haberme entrometido en tus asuntos».
La confusión se reflejó en el rostro de Dolores, pero Lowell sabía que era inútil esperar que ella lo entendiera. Su voz se volvió gélida al pronunciar su veredicto final. «No hay nada más que discutir. Vete. Tengo que empezar a trabajar».
Dolores exhaló bruscamente, clavándole una mirada fulminante a Lowell antes de agarrar su bolso y salir furiosa de la oficina.
Cuando los ecos de la partida de su hermana se desvanecieron, Lowell soltó un profundo suspiro de alivio y la tensión se desvaneció lentamente de sus hombros.
Aunque alguna vez había sido el cómplice voluntario de su hermana, ese único incidente lo había cambiado todo. Ahora, la sola idea de ayudar a Dolores lo llenaba de repugnancia.
Lowell levantó la mano izquierda y la observó bajo la dura luz de la oficina. El recuerdo de aquel día, cuando él mismo había acabado con la vida de una joven, seguía grabado en lo más profundo de su ser.
El secreto pesaba sobre él como una losa. Nunca había dicho una palabra al respecto, llevando esa oscuridad en su corazón. La conciencia de haber matado por Dolores lo atormentaba.
—No volveré a ayudarla. Nunca más —murmuró en voz baja en la oficina vacía.
Shaun estaba sentado en una cafetería al aire libre en el centro comercial, disfrutando de un raro descanso del trabajo.
Frente a él, su guardaespaldas se inclinó y le susurró: —La familia Ruiz ha estado apareciendo mucho últimamente. Tengo la sensación de que están tramando algo.
Shaun dejó la taza de café sobre la mesa, con expresión impenetrable.
—Tu jefe me dijo una vez que Dolores parece amable, pero que en el fondo está desquiciada. Si sus planes no salen bien, encontrará otra forma de llevarlos a cabo. —El guardaespaldas frunció el ceño, sin saber muy bien adónde quería llegar.
Shaun dio un sorbo lento a su café y dijo con indiferencia: —Encuentra a un tipo. Si Dolores realmente da el paso, deja que disfrute de su compañía.
El guardaespaldas lo entendió al instante y envió un mensaje rápido para poner el plan en marcha.
Shaun dejó la taza de café sobre la mesa y sintió un cosquilleo de nerviosismo. Miró hacia la esquina más alejada del centro comercial, donde alguien se acercaba poco a poco, intentando pasar desapercibido, sin conseguirlo.
Hizo una mueca de disgusto. La gente de Dolores era tan incompetente como ella.
Pero, por otra parte, los tontos también tenían su utilidad. Menos esfuerzo, menos problemas.
Lo que realmente importaba era la situación de Tracy. Ahí era donde debía centrar su atención.
Cogió el teléfono y le envió un mensaje rápido a Tracy para preguntarle qué estaba haciendo.
Un momento después, llegó su respuesta: una foto de un informe.
Se le cortó la respiración. Al mirar la imagen, sintió una sacudida de sorpresa. Miró al guardaespaldas y dijo con indiferencia: —Ve a comprar algo de picar.
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