Atada por el amor La ternura de mi marido discapacitado - Capítulo 1708
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 1708:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Lowell gruñó suavemente y se dio la vuelta para seguir durmiendo.
Tracy respiró aliviada. No había sospechado nada. Una vez que estuvo segura de que estaba dormido, escribió en silencio un mensaje a Shaun, pidiéndole que retrasara su llegada, ya que Lowell aún no se había quedado dormido.
La respuesta de Shaun llegó casi al instante: «¿Estás compartiendo la cama con él?».
Tracy se quedó mirando el mensaje, momentáneamente desconcertada. Rápidamente respondió: «Es natural que las parejas compartan la cama». Shaun no respondió.
Probablemente estaba dolido, pensó ella. Pero, sinceramente, ya no le importaba.
Su atención se había desplazado por completo. Ya no pensaba en los sentimientos de Shaun, ahora solo le importaban los suyos.
El sordo dolor en el abdomen le recordaba lo que estaba en juego. No le importaba quién le trajera la medicina, solo la necesitaba.
Una hora más tarde, la respiración de Lowell se había vuelto más profunda y rítmica, lo que indicaba que por fin se había dormido.
Tracy lo había observado atentamente durante ese tiempo, asegurándose de que estuviera profundamente dormido.
Se echó un chal sobre los hombros, ignorando el agudo dolor en el abdomen, y salió silenciosamente de la habitación descalza.
Abajo, abrió la puerta principal y, cerca de la valla, estaba Shaun, con una caja de medicinas en la mano. Tenía el rostro marcado por la preocupación, y el viento frío le acariciaba mientras esperaba.
Sus miradas se cruzaron durante unos instantes antes de que Tracy saliera y abriera con cuidado la puerta del jardín.
En cuanto se abrió con un chirrido, Shaun no pudo contenerse más y su preocupación se desbordó mientras se acercaba a ella, ansioso por abrazarla.
Tracy, sintiendo el cansancio apoderarse de ella, apenas logró preguntar: «¿Los medicamentos?».
Shaun le entregó los medicamentos con mano firme. «Toma. Hay una nota con las instrucciones del médico. Asegúrate de leerla antes de tomar la medicina».
Tracy asintió con la voz apenas audible. «De acuerdo. Gracias. Ya deberías irte».
Pero la expresión de Shaun cambió y no la soltó.
Tracy frunció el ceño, confundida. —¿Qué estás haciendo?
—Tracy sintió que la mirada de Shaun se suavizaba y sus palabras se llenaban de urgencia—. Ven conmigo. Lowell no se casará contigo y, si te quedas con él, no podrás quedarte con el niño. Ven conmigo, pase lo que pase, ¡aceptaré a tu hijo! Lo criaré como si fuera mío.
Tracy sintió una oleada de frustración y perdió la paciencia. «¿Estás loco?
La voz de Shaun se apagó, llena de agitación. «¡Sí, estoy loco! ¡Por eso quiero ayudarte a criar al hijo de Lowell! Tracy, desde que te caíste por ese acantilado, no he vivido más que dolor y arrepentimiento.Hizo una pausa para ordenar sus pensamientos antes de continuar—. He estado contigo durante tanto tiempo y he hecho tantas cosas que te han hecho daño, pero mi mayor arrepentimiento… mi mayor arrepentimiento es haber arruinado nuestra boda. Estábamos tan cerca. Estábamos tan cerca de ser un matrimonio. Hace unos días, Jayden se burló de mí diciendo que si nos hubiéramos casado, ya tendríamos un hijo.
.
.
.