Atada por el amor La ternura de mi marido discapacitado - Capítulo 1621
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Capítulo 1621:
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Chloe se apresuró a seguirla, olvidando su estupor anterior.
Apenas habían salido del refugio del hotel cuando una sensación de inquietud recorrió la espalda de Chloe. Se inclinó hacia Elyse, con el aliento rozándole la oreja. —Dime que son imaginaciones mías, que no hay sombras siguiéndonos.
Elyse mantuvo la compostura. —Tu instinto vuelve a acertar. Los guardias de Rebecca se aseguran de que no nos escapemos.
El horror hizo que Chloe abriera los ojos como platos. —¿Es una psicópata? ¿Por qué nos sigue?
Elyse mantuvo una expresión neutra. —No les hagas caso. Solo somos dos amigas disfrutando de unas compras y una cena. No suponemos ninguna amenaza.
Chloe tragó saliva y se obligó a seguirle el juego, a pesar de que sentía una mirada invisible clavada en la espalda.
La tarde se convirtió en noche, perdidas en un torbellino de boutiques y risas. Chloe finalmente se dio cuenta del silencio sospechoso de Elyse sobre el ensayo. —¿Tu actuación…?
La ansiedad desapareció misteriosamente. —Todo lo contrario —respondió Elyse con un toque de ironía—. El miedo al fracaso me persigue constantemente.
La confusión frunció el ceño de Chloe. «Entonces, ¿por qué…?».
Una sonrisa cómplice se dibujó en los labios de Elyse. «Rebecca necesita creer que estoy aquí por placer, no obsesionada con la actuación».
Chloe lo entendió. «Para bajarle la guardia, ¿verdad?».
Un elegante coche se materializó a su lado y la ventanilla se bajó para revelar la sonrisa triunfante de Rebecca.
Elyse fingió sorpresa con maestría. —¿Cómo nos has encontrado?
La risa de Rebecca tenía un tono depredador. —Este es mi territorio. Encontraros ha sido un juego de niños.
Chloe contuvo un gesto de incredulidad, sabiendo perfectamente que las habían estado vigilando.
—Acompañadme a tomar una copa —ordenó Rebecca, más que invitarlas.
Elyse dudó con astucia. —Teníamos pensado retirarnos temprano.
El suspiro de Rebecca rebosaba teatralidad. —Me moría de ganas de ponernos al día, pero el trabajo me ha tenido ocupada. Hazme el favor de tomar una copa. No es habitual que me visiten amigos y me enorgullece ser una buena anfitriona. Tras una pausa calculada, Elyse accedió.
Sus compras fueron trasladadas rápidamente a otro vehículo antes de que se unieran a Rebecca en su coche.
La voz de Elyse tenía un tono de advertencia sutil. «Necesitaremos que nos devuelvas nuestras cosas cuando nos dejes en el hotel».
La risa de Rebecca sonó falsa. «Por supuesto. Ya está todo arreglado».
Su destino resultó ser un magnífico rascacielos que se alzaba en el corazón de la ciudad.
En la cima, Elyse se quedó paralizada ante el brillante tapiz urbano que se extendía a sus pies. Su voz denotaba un aprecio genuino. —Tu país tiene una belleza extraordinaria.
Rebecca asintió con la cabeza. —Es cierto. Sin embargo…
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