Atada por el amor La ternura de mi marido discapacitado - Capítulo 1618
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Capítulo 1618:
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Zoe no se lo creyó. Con un paso firme, le arrebató el cigarrillo de la mano.
—No intentes engañarme, Jordy. No voy a caer en tus tonterías. —Lo miró fijamente—. Si quieres quedarte conmigo y pasar más años a mi lado, más te vale dejar este hábito de una vez por todas.
Jordy suspiró derrotado y asintió obedientemente. —Entendido, cariño. No volveré a fumar.
Zoe resopló, dio media vuelta y se marchó, dejando a Jordy desplomado en la silla.
Solo cuando ella desapareció de su vista, exhaló profundamente, sintiéndose aliviado. Había estado muy cerca.
Por ahora, su secreto estaba a salvo.
Jordy no tenía intención de romper con Corrie: era joven, vivaz y le hacía sentir como un hombre en la flor de la vida. Le emocionaba poder seguir captando la atención de una mujer tan joven.
Sin embargo, el problema era innegable: Corrie estaba destinada a ser la futura esposa de Brook.
Aun así, Jordy no se veía a sí mismo como el villano de la historia. Corrie había acudido a él por voluntad propia, ¿no?
En ese momento, el mayor reto era mantener su aventura en secreto, asegurarse de que nadie, ni un alma, se enterara. ¿Y el mayor obstáculo en su camino? Elyse. Era un problema que no podía permitirse ignorar.
Reclinándose en su silla, Jordy se frotó las sienes, sumido en sus pensamientos. Su mente divagó hacia lo que Corrie le había dicho ese mismo día. ¿Tenía razón Corrie? ¿Era eliminar a Elyse realmente la única forma de mantener su secreto a salvo?
Mientras Jordy luchaba con la decisión, Elyse ya había tomado una decisión. Tenía las maletas hechas y se dirigía a Virelia.
A bordo del vuelo, Chloe estaba prácticamente eufórica. —Si este concierto sale bien, tu nombre se disparará. ¡Estarás un paso más cerca de encabezar tu propia gira en solitario!
Elyse respondió con una leve sonrisa. —Es más fácil decirlo que hacerlo. Puede que nunca llegue a dar un concierto en solitario en toda mi vida.
Chloe no se lo creyó. —Vamos, no seas tan pesimista. No voy a dejar que renuncies a tu sueño.
Entonces, como si se le acabara de ocurrir algo, preguntó: —Oye, ¿dónde está Jayden? ¿No se suponía que iba a acompañarte?
—Tenía que ocuparse de unos asuntos —respondió Elyse con ligereza—. Ayer se fue a otra ciudad.
Chloe se encogió de hombros. —No importa, yo estoy aquí y también puedo protegerte. Elyse se rió entre dientes, pero no dijo nada.
En cuanto el avión aterrizó, les recibió una imagen impresionante: personal militar alineado en formación oficial de bienvenida y, en medio, Rebecca, con una sonrisa radiante.
Chloe abrió los ojos con incredulidad.
¿Tan íntimas eran Elyse y Rebecca? ¡La gran recepción parecía digna de un líder mundial!
Elyse observó la escena y sintió que el corazón se le encogía por segundos. Pero lo disimuló bien y avanzó con una sonrisa serena mientras extendía la mano.
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