Atada por el amor La ternura de mi marido discapacitado - Capítulo 1547
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Capítulo 1547:
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—¿Vas a ensayar más tarde, verdad?
Elyse lo confirmó con un gesto afirmativo. —¿Tú también irás?
Louise hizo una mueca. —Yo no, pero Edward estará allí, mirando desde fuera.
Elyse, desconcertada, preguntó: —¿Edward va a asistir?
Louise apoyó la barbilla en la mano, con expresión pensativa. —Edward ya no puede actuar. A partir de ahora, solo será un espectador».
Elyse sintió una oleada de simpatía por Edward, que adoraba tocar el violín. La idea de que nunca más pudiera actuar en un escenario le partía el corazón.
Al percibir la tristeza de Elyse, Louise extendió la mano sobre la mesa y le dio un apretón tranquilizador. «No te preocupes por él. Edward es más fuerte de lo que parece. Superará este reto».
Elyse se tomó un momento y luego asintió con la cabeza. —Tienes razón. Debería tener más fe en él.
Elyse llegó al lugar del ensayo en el autobús que le habían reservado. Después de terminar su parte, se sentó en un rincón para recuperar el aliento.
Mientras estaba allí, Nick pasó junto a ella y notó el cansancio en su postura. Con tono juguetón, le preguntó: «¿Estás agotada?».
Elyse asintió con la cabeza y se secó el sudor de la frente. —La espera se hace interminable y hay muchos intérpretes. Es demasiado para asimilarlo todo de golpe.
Nick echó un vistazo a la sala, observando el caos, y respondió: —Bueno, todavía no es mi turno. Deberías descansar mientras puedas. Tengo que prepararme para mi propio ensayo.
Elyse le hizo un gesto con la mano, esbozando una leve sonrisa. —Ve tú. Yo me quedaré aquí esperando las próximas instrucciones.
Aproximadamente media hora después, un anuncio resonó en la sala, indicando que era hora de prepararse de nuevo.
Después de ensayar su actuación unas cuantas veces más, el día ya había dado paso a la noche.
Elyse miró el reloj y luego al escenario. Una vez que terminara el grupo actual, por fin podría volver al hotel para descansar.
Apoyada en la barandilla, con las manos agarradas con fuerza, se sentía agotada, hambrienta, sedienta y exhausta. Ahora solo la mantenía en pie la fuerza de voluntad.
Una voz familiar interrumpió sus pensamientos. —No pareces estar muy bien. ¿Puedo ayudarte?
Elyse levantó la cabeza y vio a Edward acercándose, con una sonrisa tranquilizadora en el rostro.
Al verlo, sintió que una sensación de calidez la invadía. —Louise me dijo esta mañana que estarías aquí esta tarde, pero no te había visto.
Edward se rió entre dientes, con su sonrisa tan despreocupada como siempre. —Estaba aquí, pero me retrasó una reunión. Ahora que ha terminado, por fin tengo tiempo para ponernos al día.
Apoyó la barbilla en la mano y le guiñó un ojo con picardía. —¿Qué tal si cenamos después del ensayo? Me encantaría que me hicieras compañía.
Elyse se rió suavemente. —Claro, pero, sinceramente, después de todo esto, creo que solo una hamburguesa con patatas fritas podría satisfacer mi alma.
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