Atada por el amor La ternura de mi marido discapacitado - Capítulo 1475
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Capítulo 1475:
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Jayden suspiró, con su frustración evidente, y extendió la mano hacia ella. «Después de todo lo que hemos pasado, no estarás pensando en serio en dejarme, ¿verdad?».
Elyse levantó una ceja y su sonrisa se amplió. «¿Por qué? ¿Tienes miedo de que lo haga?».
Jayden abrió la boca para responder, pero se quedó paralizado cuando captó el brillo burlón en sus ojos. Su irritación se desvaneció, reemplazada por una repentina e inexplicable timidez.
«¿Lo harías?», preguntó con una sonrisa.
Elyse se burló, echando su cabello hacia atrás con un movimiento casual. —A diferencia de ti, tengo un fuerte sentido de la responsabilidad. No te abandonaría sin más. A menos, claro, que ese sentido de la responsabilidad desapareciera.
Jayden frunció el ceño, su expresión se ensombreció. —Entonces, ¿estás diciendo que solo estás conmigo por responsabilidad?
Elyse hizo una pausa, como si estuviera considerando su respuesta con cuidado. —No del todo —dijo finalmente, con un tono ligero pero deliberado.
—¿Entonces qué más? —insistió Jayden, apretando la mandíbula. Se inclinó ligeramente, retándola a que le diera una respuesta que no le gustara. Si decía que era solo una costumbre o una excusa, no iba a dejarla escapar tan fácilmente.
Elyse ladeó la cabeza, alargando su respuesta con un toque de picardía. —Es porque estoy enamorada de ti.
Jayden se quedó paralizado en el acto. Abrió mucho los ojos y dejó la boca ligeramente abierta.
Elyse no pudo evitar reírse de su reacción de asombro.
—¿Qué pasa? —bromeó ella, con los ojos brillantes de diversión—. ¿No te lo esperabas?
Jayden se frotó la nuca, tratando de mantener la calma, aunque las mejillas le ardían. —Te estás quedando conmigo, ¿verdad?
La sonrisa de Elyse se hizo aún más amplia. «Quizá», dijo juguetonamente, disfrutando plenamente de su estado de nerviosismo.
Jayden entrecerró los ojos, la irritación resurgió mientras una sonrisa pícara se extendía por su rostro. Extendió la mano, pellizcándole suavemente los labios antes de inclinarse para besarla. El gesto fue un poco brusco, pero inconfundiblemente afectuoso. «Muy atrevido por tu parte, burlarte de mí así».
Elyse levantó una ceja mientras se apartaba. —¿No tengo derecho a provocarte?
La mirada de Jayden se suavizó, su voz se convirtió en un murmullo bajo. —Puedes provocarme todo lo que quieras. Pero no esperes salirte con la tuya tan fácilmente.
Elyse sonrió con aire socarrón y le pellizcó la mejilla como él solía hacerle a ella. —Pórtate bien y déjame hacer lo que quiera.
Los ojos de Jayden se oscurecieron, un destello peligroso brilló a través de ellos. «Esta noche no te vas a salir con la tuya».
Antes de que Elyse pudiera responder, le dio un tirón firme en la mejilla. Jayden hizo una mueca de dolor, inspirando profundamente.
Detrás de ellos, una voz rompió el momento. «¡Uf! ¿Qué es toda esta tontería de amorcillos? ¡Algunos tenemos un horario aquí!».
Elyse se dio la vuelta y vio a Freda de pie, sosteniendo dos vestidos, ambos suyos. «¿Qué haces con mis vestidos?», preguntó Elyse, entrecerrando los ojos confundida.
Freda vaciló un momento y luego soltó: «¡Eh… me los llevé prestados!». Su voz era una extraña mezcla de culpa y desafío.
Elyse cruzó los brazos, con expresión escéptica. —¿Los dos? Y estos son vestidos sin espalda y con una gran abertura. Solo es una cena informal. ¿No es un poco exagerado?
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