Atada por el amor La ternura de mi marido discapacitado - Capítulo 1378
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Capítulo 1378:
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Elyse miró brevemente a la pantalla y luego se enfrentó a su mirada con una confianza inquebrantable. «Perfecta».
La sorpresa se reflejó en el rostro del presentador. «¿De verdad?».
«Sé que parece improbable, pero estoy preparada. Ya lo verás». La emoción en la sala era palpable cuando declaró: «Empecemos entonces».
Mientras el anfitrión desaparecía entre bastidores, Elyse se encontró sola bajo el foco de atención. Su mirada, un cóctel de calma y feroz determinación, insinuaba un fuego interior a punto de encenderse. Sintiendo el cambio en la sala, bajó los ojos para encontrarse con los de Celeste, que estaba sentada entre los jueces con una mirada de desdén.
Los ojos de Celeste se giraron ligeramente, su postura relajada rezumaba indiferencia. Claramente subestimaba a Elyse. Para Elyse, las apariencias significaban poco. Su verdadera fuerza residía en el trabajo implacable de la práctica y el crecimiento constante. Con un solo toque de las cuerdas, la sala se quedó en silencio, cautivada.
La pieza estalló, una tormenta de ritmo y pasión. Su ritmo implacable desafiaba incluso a los más hábiles, exigiendo una delicada danza entre precisión y sentimiento. El empeño de Krista en evitar errores dio lugar a una interpretación rígida, con expresiones contorsionadas en un grito silencioso de esfuerzo.
Celeste, que giraba distraídamente su bolígrafo, no apartaba su mirada escrutadora de Elyse. La pieza era despiadada y resaltaba los defectos de Krista.
En cuanto a Elyse, Celeste se mostraba escéptica: ¿podría Elyse fusionar realmente el dominio técnico con la emoción sincera en una interpretación impecable?
Sorprendentemente, Elyse superó las expectativas. Su interpretación del clásico fue una revelación. La intensidad de la música se extendió por el público, capturando sus corazones.
La emoción del público aumentó, cabalgando sobre las olas de la actuación de Elyse, y su expectación creció con cada nota. El escepticismo de Celeste se fue convirtiendo en conmoción. ¿Cómo? ¿Cómo estaba Elyse ofreciendo una interpretación tan impecable?
Con los ojos suavemente cerrados y una leve sonrisa en los labios, Elyse movía los dedos con una gracia tan fluida que parecían un borrón. Sin embargo, su rostro permanecía sereno, cautivador, en completa paz. Incluso Celeste tuvo que reconocer la brillantez de la actuación de Elyse.
Mientras la última nota perduraba en el aire, Elyse permaneció tranquila y sonriente, disfrutando de la ola de aplausos que la inundaba.
El presentador, radiante de entusiasmo, exclamó: «¡Elyse, tu actuación ha sido increíble!».
Elyse asintió con modestia y sonrió amablemente. «Gracias». Con una risita juguetona, el presentador continuó con la velada. «Veamos qué puntuación le han dado los jueces».
El jurado, cautivado por la actuación de Elyse, la aclamó como un festín para los sentidos. Todos menos Celeste tenían sus puntuaciones listas en un santiamén.
Para Celeste, puntuar a Elyse fue un dilema. Ella albergaba un prejuicio contra ella, luchando por creer que la impecable actuación de Elyse no era solo una casualidad. Brevemente consideró la idea de darle una puntuación baja, pero no encontró motivos para ello después de una actuación tan imponente.
De mala gana, Celeste le asignó una puntuación media, citando defectos menores, casi insignificantes. Su crítica provocó un breve pero acalorado debate entre los otros jueces.
Elyse, siempre elegante, aceptó los comentarios con un gesto de asentimiento.
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