Atada por el amor La ternura de mi marido discapacitado - Capítulo 1377
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Capítulo 1377:
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Elyse ignoró la diatriba con un encogimiento de hombros y subió al escenario para seleccionar su música. Pulsó el botón y, tras una breve pausa, apareció en la pantalla «El invierno» de Vivaldi.
«El Invierno de Vivaldi», declaró el presentador. «Concursantes, por favor, prepárense. ¡Que comience la competición!».
Con el violín en la mano, Elyse se volvió hacia Krista. «¿Quieres dirigir tú o lo hago yo?».
Los ojos de Krista brillaron desafiantes. «Yo empezaré, obviamente». Con un gesto de asentimiento, Elyse se hizo a un lado, siguiendo con la mirada a Krista mientras tomaba su posición en el escenario.
El «Invierno» de Vivaldi, aunque es una obra maestra, es una pieza endiabladamente complicada. Su complejidad suele subestimarse hasta que una interpretación tropieza, revelando todas las deficiencias técnicas del intérprete.
Mientras Krista abordaba la pieza, su incomodidad era palpable. La música parecía pesar mucho sobre ella, sus movimientos eran rígidos y mecánicos, como un estudiante esforzándose en un examen especialmente difícil.
Esta pieza exigía una técnica impecable y dedos ágiles.
Por desgracia, la interpretación de Krista dejó al descubierto sus dificultades con la pieza, destacando una digitación inestable y una falta general de fluidez.
Los jueces, siempre diplomáticos, le dieron puntuaciones medias que le evitaron cualquier vergüenza manifiesta.
El público no fue tan indulgente. Sus puntuaciones brutalmente honestas reflejaron su recepción poco impresionante. Krista terminó con una puntuación decididamente mediocre.
Aunque no había conseguido las altas calificaciones que había previsto, el resultado no fue del todo inesperado. Teniendo en cuenta su aprensión por la pieza, una puntuación mediocre parecía justa.
Al bajar del escenario, Krista no pudo resistirse a lanzar un comentario, con una voz que rezumaba fingida confianza. «No fue mi mejor actuación, pero fue lo suficientemente buena para una puntuación decente. A ver si puedes hacerlo mejor».
Elyse respondió al desafío con una sonrisa, suave y serena. «Eso espero. No tengo ninguna pieza «mala»».
Esta declaración pareció quitarle el color al rostro de Krista. «¡Eso es imposible! ¡Debes estar mintiendo!».
La calma de Elyse permaneció inquebrantable. «Mi entrenador me entrenó hasta que todas mis debilidades desaparecieron».
La incredulidad de Krista flotaba en el aire, densa y palpable. «De ninguna manera me creo eso».
«Observa y aprende», respondió Elyse, con una sonrisa inquebrantable mientras se dirigía con elegancia al escenario, dispuesta a demostrar su punto de vista.
El presentador miró a Elyse, con su aplomo inquebrantable, y preguntó: «Elyse, ¿no estás nerviosa?».
Su respuesta fue serena. «¿Nerviosa por qué?».
Señaló el título de la canción en la pantalla grande y sonrió. «La pieza que vas a interpretar es una verdadera prueba de temple para un músico».
«Soy consciente», reconoció Elyse con un asentimiento, con voz firme. «He practicado mucho».
El presentador se inclinó, intrigado. «¿Y qué debemos esperar de tu actuación de hoy?».
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