Amor en la vía rápida - Capítulo 420
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Capítulo 420:
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La expresión de Norah era de desaprobación al observar los globos rosas y blancos que adornaban los arbustos, el recorte de Elsa y las cintas de colores.
«¿A Elsa siempre le ha gustado esta estética?».
Para los desinformados, la celebración del cumpleaños podría parecer propia de una niña, parecida a la fiesta de una princesita. Cada cual tenía sus preferencias, pero Norah no había previsto que Elsa, que solía vestir de forma madura y elegante, adoptara un estilo tan mono.
En su encuentro anterior, Elsa había lucido unos rizos voluminosos y un maquillaje sofisticado, en marcado contraste con el tema adorable.
Norah no pudo evitar pensar que Gilda se inclinaría más por este tipo de celebraciones.
«Si yo fuera rica, sin duda me daría el gusto de organizar una extravagancia de cumpleaños como ésta».
Gilda suspiró con nostalgia mientras se apoyaba en la ventanilla del coche, consumida por la envidia.
La voz de Chayce rompió el silencio, gélida y decidida.
«Haré que suceda por ti».
«Venga ya. Tus fondos están destinados a adquirir un coche y una casa. Tienes la misión de gestionar nuestros gastos futuros. No es aconsejable gastar al azar».
Norah arqueó una ceja, con un brillo de diversión en su mirada.
«Oh, ¿ya has planificado tus finanzas? Me aseguraré de marcar mi calendario para tu boda y preparar un generoso regalo».
Norah, reconociendo su lealtad desde que la descubrieron, les confió la gestión de los negocios de su familia. A cambio, pensaba mostrarles generosidad.
Al oír esto, el ánimo de Gilda se disparó de emoción.
«¡Vaya, su promesa casi me convence para casarme inmediatamente con Chayce! ¿Qué dices, Chayce? ¿Planeamos una boda cuando llegue el momento?».
Las orejas de Chayce se tiñeron de rojo mientras robaba una mirada a Gilda a través del espejo retrovisor.
«Deja de bromear».
«Hablo en serio.
El juguetón intercambio de palabras levantó un poco el ánimo de Norah.
Mientras regresaban de nuevo a la mansión de la familia Wilson, los recuerdos de las tumbas de sus padres y el diario de su madre inundaron la mente de Norah. Perdida en sus pensamientos, miraba por la ventanilla el paisaje que pasaba.
El encanto de la riqueza parecía cautivar el corazón de todo el mundo. Esperaba que la familia de su tío no se hubiera enriquecido ilegalmente.
En el salón de banquetes, Elsa llevaba un vestido rosa. Se había alisado el pelo ondulado y lo había trenzado en una coleta que caía en cascada sobre un hombro. Sobre la cabeza llevaba una pequeña corona adornada con diamantes rosas. La expresión de Mindy se ensombreció.
«Hay un mensaje de la cabina de seguridad que dice que Gilda se ha llevado a Norah».
Elsa no insistió en ello, sino que se concentró en su maquillaje en el espejo de mano y prestó especial atención a la pequeña corona que llevaba en la cabeza. Se trataba de un objeto que su padre había adquirido a un alto precio en una subasta.
«¿Por qué ha vuelto? ¿Es para celebrar mi cumpleaños? ¿Ha tenido éxito el intento de reconciliación familiar de la última vez?». reflexionó Elsa. «Si no, no se me ocurre ningún otro motivo para que Norah haya elegido específicamente el día de hoy».
Si Norah se enterara de la conjetura de Elsa, probablemente se reiría, pues no le parecería más que una autoalabanza.
Mindy reflexionó un momento. «Observemos la situación. Nadie le informó de tu cumpleaños».
A pesar de que Norah había recuperado su identidad familiar, no se habían adaptado del todo a su nuevo estatus. Normalmente celebraban los cumpleaños extravagantemente en casa, manteniendo las reuniones exclusivas para los miembros de la familia.
«De acuerdo. ¿Dónde está Larry? ¿Por qué no ha aparecido aún con el niño?». preguntó Elsa.
Hank, de pie junto a ellos, parecía molesto.
«Hadley está igual. No sé qué estará haciendo en su habitación. Después de tanto arreglarse, ¡sigue igual! Estoy harta de ella».
En ese momento, sólo Mindy, Elsa y Hank ocupaban la sala del banquete.
Los ojos de Elsa brillaron con picardía.
«Si estás harto de ella, entonces busca a alguien nuevo. Sólo asegúrate de que no te pille en la infidelidad».
Parecía bien versada en esto.
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