Amor en la vía rápida - Capítulo 1419
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Capítulo 1419:
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El médico que lo atendía asintió enérgicamente. «Muy bien, doctor Wilson, díganos lo que necesita».
¡Parecía su última esperanza!
Norah actuó con rapidez. Se marchó para escribir la receta y, una vez que la entregó, el equipo médico se puso inmediatamente manos a la obra y preparó la medicación para el comandante.
«El comandante está en coma y a veces tose sangre», pensó Norah para sí misma.
Se sentó frente al ordenador, con el ceño fruncido y la mente acelerada. En ese momento, se esforzaba por recordar dónde había visto antes síntomas como esos.
Estaba segura de que había encontrado un caso similar durante su práctica médica. El estado del comandante no podía esperar. Tenía que recordar, rápido.
El ordenador, proporcionado por Kason, estaba configurado para ayudarla a acceder a información restringida y realizar investigaciones.
Norah entró en un foro de hackers conocido por su amplia variedad de temas. Comenzó a revisar un hilo sobre enfermedades raras, escaneando publicación tras publicación.
Mientras se desplazaba, accidentalmente hizo clic en un enlace relacionado con un artículo sobre la flora y la fauna del planeta.
Cuando apareció en la pantalla la imagen de una planta en particular, un recuerdo la golpeó como un rayo.
Lo recordó.
Durante una misión en Norston, se había encontrado con una remota comunidad tribal. Algunos miembros habían consumido sin saberlo una planta venenosa y ella había observado de primera mano sus devastadores efectos. Lo que más le llamó la atención fue que el antídoto crecía justo al lado de la planta tóxica. Los síntomas causados por la planta venenosa coincidían con el estado del comandante: coma y tos con sangre.
Norah no había podido comunicarse con la tribu en ese momento, pero dedujo que, aunque el veneno no era mortal de inmediato, sin el antídoto sí lo sería.
La planta se conocía como «flor sin huesos» y el antídoto, «ciulla».
Norah exhaló profundamente y sintió una oleada de alivio. Al menos ahora tenía una pista en lugar de andar a tientas en la oscuridad.
La imagen de la planta en el foro se parecía vagamente a la flor sin huesos, pero ni esta ni la ciulla aparecían documentadas en la literatura médica; ella misma les había puesto esos nombres en su día.
Si no hubiera recuperado el recuerdo, habría recurrido a la acupuntura para extraer lentamente el veneno mientras buscaba una cura.
Con la claridad recuperada, Norah abrió inmediatamente un nuevo documento en su ordenador. Empezó a escribir todo lo que recordaba sobre la flor sin huesos y Ciulla.
El veneno que afectaba al comandante era probablemente un extracto de la flor sin huesos, diseñado no para matar instantáneamente, sino para prolongar el sufrimiento. Dejar que alguien se consumiera en agonía en una cama de hospital no solo era cruel, era profundamente malicioso.
Si no hubiera viajado a Norston durante esa misión, quizá nunca habría descubierto esta planta tan rara, escondida en un rincón virgen del mundo, lejos de la civilización moderna.
Después de organizar sus hallazgos, Norah imprimió el documento y se dirigió directamente al médico que atendía al comandante.
—Esta es la solución. Ahora lo prioritario es localizar a Ciulla y extraer el antídoto —explicó.
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