Amor en la vía rápida - Capítulo 1416
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Capítulo 1416:
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Sin impresionarse, Xenia puso los ojos en blanco y les hizo un gesto con la mano para que se marcharan. «Está bien, ya basta. Después de comer, ¿no deberían estar entrenando o de servicio? Dejen de interrumpir mi importante conversación».
Xenia miró a Norah con aire de disculpa. —Dra. Wilson, lo siento mucho. No era su intención ofenderla. Es solo que es usted tan impresionante que, sinceramente, incluso yo estoy un poco sobrecogida.
Norah sonrió levemente. Sabía distinguir fácilmente entre las bromas inofensivas y el acoso real, y el comportamiento de los soldados no era más que admiración. —No pasa nada. No me lo he tomado en serio.
Xenia la llevó al comedor, les buscó una mesa y volvió con dos bandejas de comida. Colocó una delante de Norah y se sentó frente a ella.
—La operación del capitán Dawson ha salido bien, todo gracias a ti. En su nombre, quiero expresarte mi gratitud —dijo Xenia con sinceridad.
Norah se encogió de hombros. —No es para tanto. No me habrías traído aquí si no tuvieras a alguien que salvar, ¿verdad?
Xenia se rió con torpeza mientras se rascaba la cabeza. —Para ser sincera, al principio era más bien una prueba. La operación del capitán Dawson fue la oportunidad perfecta.
La evaluación de la tarde había concluido y Xenia ahora tenía una idea clara de las capacidades de Norah. —Dra. Wilson, en el mundo actual, la exageración es la norma. Espero que pueda perdonar mi forma de actuar.
Norah miró directamente a Xenia. —Aunque fuera una prueba, he salvado una vida. Si hay algo que me está ocultando, doctora Martel, ahora es el momento de decirlo.
—Tienes razón, ya no hay nada que ocultar —respondió Xenia en voz baja—. Has demostrado tu valía. De todos modos, tenía pensado hablarlo contigo.
Hizo una breve pausa antes de continuar. —El comandante del distrito militar ha entrado en coma. Tras consultar a varios especialistas, se ha llegado a la conclusión de que ha sido envenenado. A pesar de que muchos médicos han intentado tratarlo, no se ha logrado ningún avance.
El comandante era, sin duda, un personaje importante, lo que explicaba la extrema cautela de Xenia. Alguien con motivos ocultos podría poner en peligro la vida del comandante con el más mínimo error durante el tratamiento.
—¿Cuánto tiempo lleva así? —preguntó Norah, con tono tranquilo pero preocupado.
—Más de quince días —respondió Xenia.
Era un tiempo alarmantemente largo, sobre todo para un caso crítico.
Xenia continuó: —Cuando estábamos desesperados, alguien mencionó tu nombre: el médico sobrenatural. Fue entonces cuando pensé en pedirte ayuda. Pero por razones de seguridad, primero tuvimos que hacerle una prueba».
«Es totalmente comprensible. ¿Dónde está el paciente? ¿Podré verlo después de cenar?», preguntó Norah con naturalidad, sin dejar de comer. Ya se había acabado casi todo lo que había en su plato.
«Está en el hospital, pero esta noche no. Primero tengo que redactar un informe y mañana la llevaré allí», explicó Xenia.
«De acuerdo».
Norah no insistió. Entendía la situación: esas precauciones eran necesarias dado el alto estatus del paciente.
Esa noche, Norah se alojó en un dormitorio para empleados que Xenia le había conseguido. Era una pequeña habitación individual con una cama perfectamente hecha con ropa de estilo militar.
La decoración sencilla y austera encajaba perfectamente con la imagen del distrito militar.
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